Aprender a pensar sobre ciencia y religión: La utilidad de los cuatro modelos de Ian Barbour | Leonel Contreras

«Barbour expresa que, a grandes líneas, la ciencia y la religión pueden relacionarse a través de cuatro modelos: conflicto, independencia, diálogo e integración. Si bien estos modelos son ampliamente conocidos y no son imparciales en su contenido, tengo la firme convicción de que todavía pueden ser una herramienta útil para “aprender a pensar” sobre ciencia y religión. En tiempos donde la ciencia ha sido casi totalmente capturada por intereses puramente apologéticos, los clásicos modelos de Barbour nos brindan un cierto respiro para llevar la conversación a un nivel más profundo y menos belicista. Estas fuertes impresiones justifican en parte la iniciativa de esbozar este resumen, que partió como un ejercicio de entretenimiento para ordenar mis propias ideas al respecto pero que luego se transformó durante el proceso en algo un poco más elaborado».

Una brevísima introducción a la filosofía | Bruno de Jesús Rahmer

«La filosofía​ -en el sentido contemporáneo del término- ha de entenderse como saber generalizado, que se arroga el privilegio sobre todas las metareflexiones o reflexiones de segundo orden. La reflexión filosófica versa sobre una gama heterogénea de problemas y asuntos fundamentales ligados a cuestiones como: la existencia humana, las condiciones posibilitantes del conocimiento, los juicios axiológicos y estéticos, la naturaleza de la mente y el lenguaje, entre otros».

Conexiones entre el teísmo clásico y los principios de la ciencia moderna. Una aproximación histórica | Bruno de Jesús Rahmer

«Una versión obstinadamente persistente y sostenida sin mucha oposición en los círculos académicos, concibe a la ciencia emergiendo por primera vez con los antiguos griegos, deslizándose hacia una involución lánguida durante el medioevo y renaciendo en el siglo XVII a causa del influjo de las ideas enciclopedistas. En esta versión caricaturesca del progreso científico, tal cisma se atribuye frecuentemente a las “veleidades religiosas y oscurantistas” del zeigeist pre-moderno. Así, la revolución científica del siglo XVII y la marcha triunfal de la ciencia, es una consecuencia del hecho de que las instituciones sociales de antaño, lograron librarse de los grilletes de un sistema religioso inquisitorial e ignominioso».